¿Cómo salir de la zona de confort? Ejemplos y consejos que me funcionaron

Primero que nada, ¿qué es la zona de confort?

Estoy segura que no es la primera vez que escuchas este término pero, ¿realmente sabemos qué es?

Cuando nos referimos a nuestra zona de confort, hablamos de esa sensación de no querer enfrentar ningún cambio, buscamos que todo esté sereno en nuestra vida, que nada venga de improviso, que yo sepa exactamente qué esperar de cada situación en mi vida.

Pero, lamentablemente, aunque eso suene muy perfecto e ideal, la verdad es que esa no es la realidad y es difícil aceptar que la vida siempre nos va a poner retos.

Entonces, ¿qué hacer para estar prevenidos ante los retos de la vida?

La mejor manera de entrenarnos para esto es ejecutar acciones que nos permitan aprender a fluir en la incomodidad y para esto es importante tener el coraje de abandonar la zona de confort por decisión propia.

Pero, ¿cómo salir de la zona de confort? De esto justamente vamos a hablar en los próximos párrafos.

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¿Por qué salir de la zona de confort?

Lo primero que quiero aclarar es que la zona de confort no es una sola, podemos tener una zona de confort en la relación, a nivel profesional o en el aspecto personal.

Es importante identificarla antes de querer enfrentarla, y eso lo vamos a lograr con un par de preguntas y ejemplos que te comento más adelante y que sirven para cualquier área de tu vida.

Pero, ¿para qué salir de la zona de confort?

¿Para qué arriesgarnos a que algo no salga como lo tenemos planeado?

¿Para qué enfrentarnos a situaciones nuevas o a explorar emociones y sensaciones diferentes?

La respuesta es corta: para crecer.

Como comentaba en la introducción a este artículo, la única manera de estar prevenidos ante los retos y circunstancias difíciles que nos puede presentar la vida es aprender a desarrollar herramientas a lo largo de nuestra vida, a través de nuestras experiencias.

Experiencias que solo vas a poder vivir si decidimos salir de ese estado de piloto automático, si decides dejar de reaccionar a lo que pasa y empiezas a tomar el control de tu vida y acciones que propicien cambios.

Y es que salir de la zona de confort te va a permitir desarrollar resiliencia.

La resiliencia no es algo con lo que se nace, es algo que todos podemos desarrollar y fortalecer.

De hecho, muchas personas exitosas admiten que la resiliencia ha sido clave para conseguir sus metas y no desfallecer en el primer fracaso.

Se trata de esa capacidad de discernir en un momento de dificultad o crisis y poder encontrar una solución, siendo capaces de soportar esa crisis, ese cambio o dificultad, sabiendo que es posible encontrar una salida y aprender de esa situación.

No significa que una persona resiliente no sufre, sino que, a pesar de ese sufrimiento, tiene la capacidad de encontrar herramientas que le permita salir de ese problema o situación y poder sobrepasar este obstáculo llevándose consigo el aprendizaje que le dejó esa situación.

Si vives intentado siempre estar en el estado más cómodo posible, en donde nada cambie o te afecte, cuando la vida te presenta con ese tipo de momento difíciles, es normal que sientas como que la vida se te viene abajo y entras en un modo de sobrevivencia donde lo importante es salir de esta situación a toda costa, sin pensar en cómo crecer y salir fortalecida de esta dificultad.

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¿Cómo salir de la zona de confort?

El secreto para de una vez por todas salir de la zona de confort es proponiéndonos a nosotros mismos retos y situaciones que cambien nuestra rutina diaria, y que nos permitan sentirnos incómodos dentro de una situación controlada.

Cuando yo propicio e invito la incomodidad en mi vida, yo misma le estoy abriendo las puertas a una situación que me reta.

Para salir de la zona de confort hay que hacer cosas que evidentemente no tienes que hacer de forma obligatoria y de las cuales tu vida no depende, pero que te harán crecer en una o varios aspectos de tu vida, te van a llevar a otros lugares, a conseguir nuevos objetivos y a sentirte mejor con la versión de ti que serás después de asumir ese reto.

Ejemplos prácticos para salir de la zona de confort

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1. Hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Cuándo fue la última vez que intentaste algo nuevo? Un hobby nuevo, una actividad nueva, aprender algo nuevo, conocer a alguien nuevo, ¿lo recuerdas? ¿Fue hace tanto tiempo que no lo recuerdas?

  • ¿Qué tanto estás aprendiendo y creciendo actualmente? Esto es muy importante porque nos permite analizar qué tanto nos está haciendo crecer nuestra vida actual y la forma en la que la llevamos.

  • ¿Sientes que estás haciendo mucho o no lo suficiente? Porque muchas veces sentimos que estamos haciendo demasiado pero no vemos los resultados. A veces estamos haciendo tanto que nos estamos agotando a nosotros mismos y tampoco estamos creciendo. O quizá hay cosas que sabes que deberías estar haciendo, que siempre has querido hacer pero que, por comodidad y miedo, no has dado el primer paso.

  • ¿Cuándo fue la última vez que tomaste un riesgo? 

  • ¿Crees que el punto en el que estás ahora te está ayudando a conseguir tus objetivos? Es una pregunta un poco difícil de digerir porque es hacer frente a la idea de que probablemente estamos en un punto en la vida donde nos estamos distrayendo de lo que realmente queremos hacer, donde estamos muy cómodos, pero no a gusto ni sentimos que el lugar en el que estamos nos está llevando al punto donde queremos estar.

  • ¿Sientes que es el momento para un cambio? Nadie mejor que nosotros sabemos cuándo es momento de un cambio. Y eso solamente lo podemos hacer observando nuestra vida y palpar si sentimos que nada está del todo mal pero tampoco del todo bien, si no hay algo que nos emocione realmente, si sentimos que ya es momento de ir al siguiente nivel, de propiciar un cambio en nuestras vidas.

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2. Dale órdenes a tu mente y ponte al control de la situación

Cuando estás leyendo un libro y tu mente te dice “hey, revisa Instagram”, ordénale a tu cerebro a quedarse un poco más y, por ejemplo, terminar el capítulo que estás leyendo.

Esa orden que tú le das a tu cerebro de quedarse y terminar al menos las siguientes cinco páginas es una acción que te hace tomar el control de la situación y que te pone en una situación un poco incómoda que, por pequeña que sea, te está ayudando a entrenarte y a practicar cómo salir de tu zona de confort y hacer cosas que realmente te beneficien para ver ese cambio que quieres ver en tu vida.

Si estás interactuando con alguien que te saca de tus casillas y con la que siempre termines reaccionando, puedes ordenarle a tu mente para no reaccionar de forma impulsiva e intentar comprender a esa persona y no ponerse al mismo nivel que esa persona.

Esa es otra situación incómoda que puede ayudarte a crecer porque en ese caso estarías tomando el control de la situación y no permitiendo que sea esa persona la que controle la interacción.

Por pequeña que sea esta acción, esto te va a permitir enfrentarte a situaciones inesperadas que te generen una incomodidad similar a las que he puesto como ejemplo o, incluso, mucho más complejas. 

3. Corta con algunas acciones repetitivas de tu vida

Piensa en las actividades repetitivas que haces tu día a día, siempre vas al trabajo por la misma vía, hablas con las mismas personas o te relacionas solo con aquellas que piensan igual que tú, frecuentas los mismos lugares y pides tus platos favoritos siempre.

Esta son algunas de las cosas más comunes que decidimos inconscientemente para mantenernos en nuestra zona de confort, pero evidentemente cada uno tiene su propia realidad.

Ante estas cosas, ¿qué podemos hacer?

Algo tan simple como buscar una vía alterna de camino a tu trabajo o de regreso puede cambiar tu rutina y hacer que estés más activa mentalmente, que aprecies otras cosas o que te encuentres con pequeños retos o situaciones con las que no te encuentras a diario.

Ir a un restaurante diferente con tu pareja, quedar con una amiga para ir a comer un plato que nunca has comido o una gastronomía totalmente diferente puede ayudarte a experimentar cosas nuevas.

Salir un día sola al cine y ver una película de la cual no sepas mucho, si es algo que no acostumbras a hacer, es un pequeño reto que puede alimentar las ganas de hacer más cosas que se salen de tu rutina y que te retan.

Los actos repetitivos de nuestra zona de confort lo hacemos porque sentimos la necesidad de estar cómodos y saber lo que viene.

Pocas veces nos ponemos en situaciones nuevas que nos vayan a generar crecimiento, o una sorpresa o dificultad, incluso si tenemos la posibilidad de que nos encontremos con algo increíble al otro lado.

El miedo a lo desconocido muchas veces es mas fuerte y nos frena y no nos permite ponernos en esas situaciones de reto y de crecimiento personal y, por consecuencia, cada vez que algo se sale de esa ecuación, es como si se cayera el mundo y nos cuesta enfrentar esas situaciones de manera positiva o pensar en la experiencia y aprendizaje que hay detrás de eso.

Hay una expresión en inglés que dice “sit through the pain”, algo como siéntate en el dolor. Pero, en este caso, yo preferiría que lo guardes en tu mente como la capacidad de quedarte un poco más en la incomodidad necesaria para crecer.

No se trata de sufrir o de aguantar dolor solo para crecer, sino de quedarte un poco en esa situación de incomodidad y propiciarla en tu vida para crecer.

Y es algo que puedes ir implementando con estos ejemplos y consejos que comparto contigo hoy pero en la que se puede profundizar muchísimo más para ver cambios sustanciales en poco tiempo y un crecimiento exponencial.

¿Cómo?

El coaching personal es muy potente para trabajar en cómo salir de la zona de confort y lo he visto en muchísimas de mis clientas que se acercaron a mí buscando un cambio en sus vidas y que he tenido la dicha de ver ese cambio con mis propios ojos.

Porque se trata de eso, de empezar a propiciar el cambio y quitarle el miedo a los retos para mirarlos como propuestas interesantes que nos da la vida para pasar a un siguiente nivel.

Se trata de que te esfuerces por no caer en la tentación de ir a por lo que en el momento se va a sentir bien pero que no necesariamente es lo que necesitas hacer para lograr tus objetivos y ahí vas a ver muchos cambios en tu vida. Un ejemplo claro es que verás que la procrastinación y el autosabotaje van a empezar a disiparse poco a poco cuando aprendas a vivir en esta sensación de incomodidad controlada.

Y, no, no se trata de siempre estar incomoda en tu vida sino de arriesgarte y de propiciar esos momento de reto para que puedas crecer. 

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